Repasa la navaja cada centímetro de mi carne se siente entrando en mi vida, en la sensibilidad de mi ser, cada día aumentando el dolor, dejándome marcas de existencia.
Cada día necesito más de ella, necesito su presencia manchando el piso, la necesito abriendo la prisión que me condena.
Poder y vergüenza queda tatuado en cicatrices, en el caminar del líquido rojo oscuro, en las huellas frecuentes de mis amadas tristezas.
Cae la sangre mezclada con llanto, dolor y arrepentimiento en cada herida, en cada laceración en que escapa el alma.
Respiro y cierro los ojos dejando correr el agua, deteniendo el manantial de mi placer de seguir viva, viviendo alucinaciones inmortales, sueños en vivo y lo que no entiende la gente….
El dolor también despierta los latidos. . .
La oscuridad de la musica
Tal vez las sombras...
Arthur Rimbaud
OFELIA
OFELIA Arthur Rimbaud
I En las aguas profundas que acunan las estrellas, blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lirio, flota tan lentamente, recostada en sus velos... cuando tocan a muerte en el bosque lejano.
Hace ya miles de años que la pálida Ofelia pasa, fantasma blanco por el gran río negro; más de mil años ya que su suave locura murmura su tonada en el aire nocturno.El viento, cual corola, sus senos acaricia y despliega, acunado, su velamen azul; los sauces temblorosos lloran contra sus hombros y por su frente en sueños, la espadaña se pliega. Los rizados nenúfares suspiran a su lado, mientras ella despierta, en el dormido aliso, un nido del que surge un mínimo temblor... y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.
II ¡Oh tristísima Ofelia, bella como la nieve, muerta cuando eras niña, llevada por el río! Y es que los fríos vientos que caen de Noruega te habían susurrado la adusta libertad.
Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena, en tu mente traspuesta metió voces extrañas; y es que tu corazón escuchaba el lamento de la Naturaleza – son de árboles y noches. Y es que la voz del mar, como inmenso jadeo rompió tu corazón manso y tierno de niña; y es que un día de abril, un bello infante pálido, un loco miserioso, a tus pies se sentó. Cielo, Amor, Libertad: ¡qué sueño, oh pobre Loca! . Te fundías en él como nieve en el fuego; tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra. –Y el terrible Infinito espantó tu ojo azul.
III Y el poeta nos dice que en la noche estrellada vienes a recoger las flores que cortaste , y que ha visto en el agua, recostada en sus velos, a la cándida Ofelia flotar, como un gran lis.
MarIo BenedettI
AUSENCIA DE DIOS
AUSENCIA DE DIOS MarIo BenedettI
Digamos que te alejas definitivamente hacia el pozo de olvido que prefieres, pero la mejor parte de tu espacio, en realidad la única constante de tu espacio, quedará para siempre en mí, doliente, persuadida, frustrada, silenciosa, quedará en mí tu corazón inerte y sustancial, tu corazón de una promesa única en mí que estoy enteramente solo sobreviviéndote.
Después de ese dolor redondo y eficaz, pacientemente agrio, de invencible ternura, ya no importa que use tu insoportable ausencia ni que me atreva a preguntar si cabes como siempre en una palabra.
Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche desgarradoramente idéntica a las otras que repetí buscándote, rodeándote. Hay solamente un eco irremediable de mi voz como niño, esa que no sabía.
Ahora que miedo inútil, qué vergüenza no tener oración para morder, no tener fe para clavar las uñas, no tener nada más que la noche, saber que Dios se muere, se resbala, que Dios retrocede con los brazos cerrados, con los labios cerrados, con la niebla, como un campanario atrozmente en ruinas que desandara siglos de ceniza.
Es tarde. Sin embargo yo daría todos los juramentos y las lluvias, las paredes con insultos y mimos, las ventanas de invierno, el mar a veces, por no tener tu corazón en mí, tu corazón inevitable y doloroso en mí que estoy enteramente solo sobreviviéndote.
JaIme SabiNes
El llanto fracasado
EL LLANTO FRACASADO JaiMe SabiNes.
Roto, casi ciego, rabioso, aniquilado, hueco como un tambor al que golpea la vida, sin nadie pero solo, respondiendo las mismas palabras para las mismas cosas siempre, muriendo absurdamente, llorando como niña, asqueado. He aquí éste que queda, el que me queda todavía. Háblenle de esperanza, díganle lo que saben ustedes, lo que ignoran, una palabra de alegría, otra de amor, que sueñe.
Todos los animales sobre la tierra duermen. Sólo el hombre no duerme. ¿Han visto ustedes un gesto de ternura en el rostro de un loco dormido? ¿Han visto un perro soñando con gaviotas? ¿Qué han visto?
Nadie sino el hombre pudo inventar el suicidio. Las piedras mueren de muerte natural. El agua no muere. Sólo el hombre pudo inventar para el día la noche, el hambre para el pan, las rosas para la poesía.
Mortalmente triste sólo he visto a un gato, un día, agonizando. Yo no tengo la culpa de mis manos: es ella. Pero no fue escrito: Te faltará una mujer para cada día de amor.
Andarás, te dijeron, de un sitio a otro de la muerte buscándote. La vida no es fácil. Es más fácil llorar, arrepentirse.
En Dios descansa el hombre. Pero mi corazón no descansa, no descansa mi muerte, el día y la noche no descansan.
Diariamente se levantan los montes, el cielo se ilumina el mar sube hacia el mar los árboles llegan hasta los pájaros. Sólo yo no me alumbro, no me levanto.
Háblenle de tragedias a un pescado. A mí no me hagan caso. Yo me río de ustedes que piensan que soy tristecomo si la soledad o mi zapatome apretaran el alma.
La yugular es la vena de la mujer. Allí recibe al hombre. Las mujeres se abren bajo el peso del hombre como el mar bajo un muerto, lo sepultan, lo envuelven, lo incrustan en ovarios interminables, lo hacen hijos e hijos… Ellas quedan de pie, paren de pie, esperando.
No me digan ustedes en dónde están mis ojos, pregunten hacia dónde va mi corazón.
Les dejaré una cosa el día último, la cosa más inútil y más amada de mí mismo, la que soy yo y se mueve, inmóvil para entonces, rota definitivamente. Pero les dejaré también una palabra, la que no he dicho aquí, inútil, amada.
Ahora vuelve el sol a dejarnos. La tarde se cansa, descansa sobre el suelo, envejece. Trenes distantes, voces, hasta campanas suenan. Nada ha pasado.
Azul / Sin luz
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En donde estés, en donde vayas, en donde escuches...
Ahí está...
La parte oscura. la sombra detrás de la luz, el lugar en donde la ciudad con sus mundos no afecta, el lugar que no existe en mapas, ni en lluvias, el sitio a donde vamos cuando el nos atrae, no cuando nosotros queremos ir.
Tal vez sea la parte que se rehusa a ser conocida.
Mi locura se disfraza de mi,
se da vueltas en mitad de mis alucinaciones
y toma de lo que encuentra en la realidad para poder subsistir,
mi realidad toma mas aún,
ella toma mi cuerpo y lo enferma con notas sarcasticas,
casi poderosas,
me ata a despertar cada día.
Me despierta para que la vea a los ojos
y siga estando loca...
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